El CEO se Entera de Mis Mentiras

El CEO Se Novela 348



Capítulo 348

Alberto miraba a la mujer en sus brazos, levantando ligeramente las comisuras de sus ojos. -¿ No puede una amante ser también una hermana?

¡Descarado!

Raquel levantó una pierna y lo pateó.noveldrama

Alberto dio un giro y la tumbó bajo él. -¿Quieres que lo hagamos una vez más?

Raquel lo miró a los ojos, donde brillaba una chispa de fuego. No lo estaba tomando a broma, él realmente quería hacerlo.

Este hombre tiene una resistencia física aterradora.

-Raquel, creo que aún no lo hemos hecho por la mañana.

La pequeña cara de Raquel, tan bonita como una palma, se puso

instantáneamente roja como un tomate. ¡Este loco!

Empujó con fuerza a Alberto y se levantó rápidamente de la cama.

Alberto, con una sonrisa en sus labios delgados, se rió.

Alberto y Raquel llegaron a ver a Carlos. Raquel revisó la lesión en la pierna de

Carlos, que se había recuperado bien.

Habían superado la noche más difícil.

-Carlos, lograste salvarte la pierna -anunció Raquel.

Carlos miró a Raquel. -Raquel, no creas que te voy a agradecer.

-Escuchar un "gracias" de tu parte no me proporciona ningún beneficio.

Carlos se quedó sin palabras.

Alberto observaba desde un lado. Aunque Carlos y Raquel estaban discutiendo,

podía sentir que Carlos ya no veía a Raquel de la misma manera.

-Alberto, mejor vámonos -dijo Carlos, ya queriendo regresar.

Alberto asintió. -Voy a ver al jefe de la aldea.

Dicho esto, Alberto se dio la vuelta y se fue.

Capitulo 348

-Alberto, ¿qué vas a hacer con el jefe de la aldea?

Raquel miró en la dirección en la que Alberto se había ido. —Tal vez Alberto regrese con una nueva cuñada para ti, y entonces Ana tendrá mucha competencia.

Al mencionar a Ana, un destello frío pasó por los ojos de Carlos.

Alberto llegó a ver al jefe de la aldea. Azucena lo recibió con una sonrisa. — ¡Alberto, llegaste! Adelante, mi papá y mi hermano ya están aquí, todos quieren conocerte.

Alberto entró, y sobre la mesa ya había una gran cantidad de comida preparada para darle la

bienvenida.

Como Azucena había dicho que Alberto tenía una empresa, los ojos del jefe de la aldea brillaron

al escuchar esto.

El jefe de la aldea y Raúl estaban sentados juntos. Raúl ya no recordaba lo que había pasado la noche anterior, pero sentía un dolor horrible en su cuerpo.

Raúl movió el cuello. -Papá, ¿por qué siento que alguien me golpeó anoche? Y además, tengo la sensación de haber visto a una diosa.

El jefe de la aldea respondió. -Raúl, no te preocupes, seguro que te consigo una esposa guapa, y a Azucena le buscaré un gran empresario que la respalde.

En ese momento, Azucena habló. -Papá, Alberto está aquí.

El jefe de la aldea y Raúl se levantaron al instante. Cuando vieron la figura

imponente y elegante de Alberto, sus ojos brillaron aún más.

Algunas personas, solo con verlas, transmiten una sensación de riqueza y poder. Alberto era

uno de esos casos.

El jefe de la aldea se acercó. -¿Eres el presidente Alberto? Un placer conocerte.

El jefe de la aldea intentó estrechar la mano de Alberto.

Pero Alberto no se movió.

Azucena se quedó sorprendida. -¿Alberto, qué te sucede? ¿No ibas a hablar con mi papá sobre nuestro matrimonio?

Alberto no prestó atención a la pareja padre e hija. Su mirada fría, como la de un halcón, se fijó

en Raúl.

Con pasos largos, se acercó a Raúl.

Raúl, completamente confundido, preguntó: -¿Presidente Alberto, qué.....?

Antes de que pudiera terminar la frase, Alberto levantó el puño y lo estrelló con fuerza contra la cara de Raúl.

¡Bam!

Raúl fue lanzado contra la pared, y de su boca brotó sangre.

Alberto lo sujetó por el cuello de la camisa. -Ahora ya sabes quién te golpeó. ¡Te atreves a desear a mi mujer!

Alberto desató una lluvia de puñetazos sobre el cuerpo de Raúl.


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