Capítulo 104
Capítulo 104: Los Métodos del Señor Mendoza
Valentina acababa de cambiarse de ropa y, al salir, se sorprendió ante el semblante sombrio de su esposo de un matrimonio relámpago.
-¿Qué?
“¿Quién lo ha molestado? ¡Si hace un momento estaba bien!»
¿Era Su imaginación, o detectaba un deje de celos en su tono?
Santiago observaba a Valentina.
-La persona que vas a invitar, ¿quién es?
-Ah, se me olvidó mencionarlo. Es el señor Alonso Valenzuela, de Grupo Valenzuela de Guadalajara. Luego te lo presentaré, jél también está ansioso por conocerte!
Valentina notó que, al mencionar «señor Alonso Valenzuela», la cara de su esposo se
ensombreció aún más.
Alonso…
Otro grupo también había ido a postularse en Starlight Joyas, seguramente obra de Alonso.
¡Si él ya le había advertido que se mantuviera alejado de Valentina!
Santiago seguía mirando a Valentina. Tras un largo silencio, de repente sonrió.
-Ya que él te ha ayudado tanto, también debería agradecerle debidamente.
Valentina se sentía un poco aturdida.
Pero no pensó mucho en ello. Al ver que ya casi habian pasado los diez minutos mencionados por el señor Valenzuela, empezó a acomodar los platos en la mesa, sin darse cuenta de que su esposo estaba enviando mensajes en su teléfono.
La mirada de Santiago era enigmática. Un comando llegó al teléfono de Thiago.
En apenas diez segundos, esa orden se dispersó entre los guardaespaldas cerca de la Villa de Los Pinares.
Alonso conducia solo, acercándose a la Villa de Los Pinares.
Miró las rosas y el regalo que había puesto en el asiento del copiloto para Valentina.
+15 BONOS
No tenia intención de entrometerse en la relación de una pareja, pero si no le daba a ese esposo una señal y presión, ¿quién sabe si seguiria molestando a Santiago según sus deseos?
Para enfrentarse a Santiago, ¡debla emplear ciertos métodos!
Alonso frunció el ceño.
De repente, un coche se le acercó por la izquierda y, acto seguido, otro vehículo se pegó al costado derecho de su coche.
Alonso miró inmediatamente por el retrovisor.
Detrás de él tres vehículos todoterreno negros parecían acosarlo.
Rodeado por varios coches, si se detenía, sería un accidente seguro. Alonso no tuvo más remedio que seguir conduciendo, pasando junto a la Villa de Los Pinares…
En el piso de arriba, Valentina, al ver que ya habían pasado más de diez minutos y Alonso aún no llegaba, decidió enviarle un mensaje. Esperó largo rato sin recibir respuesta.
“¿Habrá ocurrido algo?», pensó, incapaz de contener su inquietud, y le llamó.
Santiago, sentado a su lado, no intentó detenerla, observándola con una mirada inofensiva.
Después de que el teléfono sonara un buen rato, Alonso finalmente contestó.
-Señor Valenzuela, ¿todo está bien? -preguntó Valentina con preocupación.
-Señorita Lancaster, me temo que me retrasaré un poco. This is from NôvelDrama.Org.
Respondió Alonso, echando un vistazo a los coches que lo rodeaban. En ese momento, se alejaba cada vez más de la Villa de Los Pinares.
La llamada se cortó.
Santiago, también preocupado por el invitado, preguntó:
-¿Le pasó algo al señor Valenzuela?
-No, solo se retrasará un poco -respondió Valentina.
-Bueno, no hay problema, después de todo el gran favor que te hizo, es justo esperar–comentó Santiago con sinceridad.
“¿Solo un pequeño retraso? ¿Eso cómo puede ser?>>
Pasaron otros diez minutos y Alonso aún no había llegado. Valentina volvió a llamar para preguntar por su situación.
+15 BONOS
-Estoy a punto de llegar, señorita Lancaster. Solo espera un poco más -dijo Alonso, dándose cuenta de que esos coches no tenían intención de dejarlo acercarse a la Villa de Los Pinares.
¡Solo Santiago podria estar detrás de esto!
Tras colgar con Valentina, Alonso llamó a Santiago.
Santiago, disfrutando del viento en el balcón mientras esperaba al distinguido invitado, no dudó en contestar al ver su nombre en la pantalla.
-Santiago, ordena a tus hombres que se retiren ya–gruñó Alonso entre dientes.
El viento acariciaba el rostro de Santiago, quien se sentia completamente a gusto. No dijo nada, pero su silencio lo decia todo.
¿Retirarse? ¡De ninguna manera!
A menos que Alonso se diera por vencido.
-¿Cómo lo supiste? -preguntó Alonso de repente.
No podia entender cómo Santiago se habia enterado de su cita con Valentina, ya que solo ellos dos y su asistente lo sabian. Y su asistente era de confianza, no habría revelado nada a Santiago.
Entonces, ¿la única posibilidad era que lo hubiera sabido a través de Valentina?
Santiago esbozó una sonrisa burlona y dijo con descaro:
-¿Qué te parece?
Alonso se quedó sin palabras, reprimiendo su frustración y deseando indagar más, pero Santiago, al escuchar pasos detrás de él colgó rápidamente.
Se dio la vuelta para encontrarse con Valentina, que se acercaba preocupada.
-¿Aún no ha llegado el señor Valenzuela? Después de todo lo que nos ha ayudado, sería terrible
si le ocurriera algo en el camino… ¿Qué te parece que vamos a recogerlo? -propuso ella.
Santiago mostró una sincera amabilidad en su rostro, aunque no tenía intención real de ir a buscarlo.
¿Ir a buscar a Alonso? Aún no tenía esa importancia.
Justo entonces, el teléfono de Valentina sonó. Era Alonso.